sábado, 25 de junio de 2011

Integral Sierra de Callosa

  La verdad, fue una sorpresa muy agradable conocer por fin la sierra de Callosa. La primera ver que realicé esta ruta fue más llevadero, ya que fui en grupo (con el CM Bajo Segura, del que formo parte desde hace muy poco), y el ritmo no fue muy rápido. La segunda vez resultó algo más dura... solo, con un ritmo algo más intenso y, gracias a que a las 8 de la mañana ya estaba en camino, llegué de una pieza, porque cuando terminé, vi los 35ºC del termómetro y las botellas de agua vacías, los cortes y pinchazos de las zarzas y matas de espárragos, que en ésta época del año no están tiernos precisamente, y juro que los vi y comí tiernos y riquísimos la última vez que estuve aquí.
  La ruta comienza en la entrada de la Cueva Ahumada, saliendo de Callosa, justo antes del cementerio municipal. Hay una puerta grande que da acceso al recinto donde puedes dejar el coche. Ésta puerta la abren a las 8h, pero si llegas antes, puedes dejar el coche cerca y comenzar una vez que has accedido al interior dando un pequeño rodeo.
  Comenzamos circundando la sierra en dirección Redován, pasando por la Virgen de la cueva y viendo el costoso trabajo que hay hecho, dicen que realizado por un vecino de aquí, allanando la senda con cemento y haciendo rústicos asientos de obra para que las personas mayores puedan descansar e ir haciendo escalas, ya que hasta aquí (la cueva donde está situada la imagen de la Virgen) es lugar de romería.
  Entre los pinos vamos rodeando por la senda con las vistas a nuestra izq. del pueblo de Redován con la Sierra de Orihuela al fondo y, del otro lado, la sierra a la que vamos a subir.
   Ahora empieza la fiesta, ahora es cuando la Sierra de Callosa hace honor a su nombre y se torna así, realmente "callosa" (como dice un amigo) y, siendo yo deliberadamente redundante: "esta sierra hace callo". 

Dejando la senda que sigue rodeando, empezamos a subir, en algunos tramos ayudándonos con las manos y siguiendo las señales para poder descansar y reponernos en el primer pico, el Pico del Chinar. En este punto podemos observar el resto de la Vega Baja que no podemos ver desde la Cruz de la Muela de la Sierra de Orihuela, así como El Hondo, el pantano de la pedrera y la costa.


  Después de haber descansado, comido algo y observado mi Vega Baja un rato, podemos continuar, sin mucha prisa y con algo de complejo de cabra, por el risco hasta llegar al punto geodésico de la cima de la Peña del Águila, a 568 metros. Debes llevar cuidado en este punto, ya que es una peña alta por la que resulta difícil caminar y hay mucha pendiente a los lados.

   Bien, ¿no?. Pues ahora para abajo.
   Continúa la dirección que llevas pasando por el refugio (yo no sé por dónde han subido éstos, es evidente que hay otros accesos hasta aquí más cortos, pero están asando salchichas y bebiendo vino... les ha quedado bonito el refugio... y me está entrando hambre otra vez ¡qué cabrones!). 
   A partir de aquí, ojito, intenta seguir las señales porque puedes hacértela un lío, y con estos desniveles que a veces llegan a -44%,  hay que llevar cuidado y no fliparte mucho bajando, por lo que pueda pasar.
   Sí. Es por aquí. Ahí abajo está Callosa de Segura.
   Si sigues correctamente, has de bajar por la parte derecha(foto de arriba) del Barranco de En medio hasta llegar al puente de madera y a la ermita de la Virgen del Pilar, donde podemos refrescarnos en la fuente y relajarnos un poco el los pinos y bancos que hay en la zona recreativa que tan bien han ubicado los callosinos.
  Nada, entonces, después de unos vertiginosos 9 km solamente te queda pasear un poco por el pueblo y llegar hasta el punto de partida. 

  Cuando terminas, dices: ¡uf!. Pero reconozco que este sitio tiene un no sé qué, que qué se yo. 

  Volverás.

martes, 7 de junio de 2011

Cabeçó d'or

  Esta es una ruta muy recomendada por los alicantinos, entre los cuales, a partir de ahora, me incluyo yo. Ya han sido 2 veces las que he ascendido. Una yo solito, con una bajada vertiginosa sin seguir la senda, deslizándome por el chinarro y disfrutando como un crío, y otra más especial, acompañado, y desde que llegamos a los 800 y pico metros de altitud fuimos, literalmente, dentro de una nube.
Al tajo: empezamos en un pequeño aparcamiento que hay unos 50 metros antes de la valla roja que corta el paso a "les coves del canelobre" (cuando vas fuera de horario, claro) y continuamos por el camino. 
Alzamos la cabeza para establecer contacto visual con la cima de 1207 metros pensando en la ilusión que me hace ascender a mi primer pico de más de mil metros... ¡voy para allá!

Por dicho camino podemos ir disfrutando de las vistas que nos genera la montaña, a un lado del camino, la amplitud del paisaje del otro lado, el olor característico, la paz de los sonidos y alguna que otra flor que nos acompaña por las orillas.

                                                       

...con un buen tamo de camino hecho y con la desagradable experiencia de que nos adelantara un coche (porque hay que ver lo que jode ver uno por esos lugares), empezamos a divisar la "cresta de les coves". Una impresionante cresta que me recuerda a la de un gran dinosaurio y que se alza enfrente nuestra y te hace acelerar el paso, ya que la visión que obtenemos de la cresta desde ese punto está un poco ladeada y, lo mas chocante es verla de frente, como si una aleta de tiburón viene hacia ti.



Bien, bien, bien... ahora abandonamos el camino ancho de zahorra, para adentrarnos en la senda que nos va a hacer subir metros y metros de verdad, pero de una manera menos extenuante de lo que yo pensaba. El suave zigzagueo del camino nos llevará hasta bien arriba sin hacernos polvo si nos relajamos y escogemos bien, desechando atajos, que para los que no están acostumbrados, pueden cargar mucho las piernas, y en esta senda abundan.
 
Me encantan éstos caminos. Te llevan, te orientan, te muestran, te envuelven, reflejando en su superficie toda la gente que, como tú, han ido pasando y pisando, dejando constancia del agradable y abundante transito de personas que han subido y subido a lo largo del tiempo... ahora formamos parte de ellos orgullosamente.

Éste lugar es agradecido. Tanto, que hasta cuando paras para beber agua y alzas la cabeza, te regala una visión cálida y acogedora, una visión que te hace agradecerte a ti mismo el hecho de haberte traído hasta aquí, para poder disfrutar tan gratuitamente de sitios donde encontrarte a gusto, comulgando con la naturaleza.
Muy bien, sigue, sube, ya falta poco, mira, mira..
 
Una vez arriba, en la cumbre, a muy poco más de mil doscientos bonitos metros, puedes observar, entre otros muchos picos de alrededor, la costa de Alicante, si la bruma, las nubes y tu aliento te lo permite.
He leído por ahí que en un día despejado puede verse Ibiza desde aquí.

Qué bien me ha venido la nube, que está entrando por nuestras fosas nasales, llenando los pulmones de un refrescante y húmedo vapor de agua, trayéndonos una temperatura ideal y obligándonos a volver y volver hasta conseguir fotografiar no sé qué excusa para rondar de nuevo por aquí otra vez.

Sí, sí, sí. Ésta eres tú, has subido hasta aquí, y yo dejo constancia. Aunque no se vea nada, a las pruebas me remito.

...¿dentro del buzón?

Estupendo, ahora vamos a dejar de lado las nimiedades y, sin perder ni un ápice más de tiempo, creo que lo conveniente aquí es cambiar de sitio el peso de la mochila, ¡que ya está bien!... ¿que a qué he venido aquí?, evidentemente a comerme un gran bocadillo y unas olivicas rellenas de anchoas que, siendo algo tan vulgar  normal, a mí me vienen que ni pintado y ríete tú del que se esté comiendo un solomillo al foie allí abajo.

Por cierto, lo del solomillo, cuando baje... es una opción.







sábado, 4 de junio de 2011

Cañón de los Almádenes 2 .0

Si mi señora me dice que soy cabezón, es por algo.
Yo creo que más que por cabezonería, ha sido por mi curiosidad, y por lo que disfruto yendo de ruta, aunque sea solo. Como ya escribí, el primer intento de realizar la ruta murcianica del Cañón resultó frustrado, aunque acabó con buen sabor de boca (el baño extraordinario que me pegué y el paseo por el embalse "Alfonso XIII"). Pues no dejé pasar mucho tiempo sin terminarla, y no me importaría repetirla, desde luego, así que una semana después puse la alarma,  y me puse en marcha:
Debido a la semi-experiencia de la otra vez, estrené unos pantalones de esos que llevan una cremallera para quitar la pernera (camales en mi tierra), que me vinieron de perlas, ya que a las 8h. todavía hacía fresquillo y los espartos querían clavárseme en el alma. No se los permití.
Lo primero que encontré en el nuevo camino recorrido fue una borreguita silvestre, asustada por el estruendo que iría haciendo yo al caminar, en comparación con la fauna que habita esos lugares, cual Cienfuegos inexperto por las selvas vírgenes americanas.
Acto seguido ya pude empezar a divisar bonitas imágenes que me hacían olvidar los enredos de mi cabeza y poder disfrutar con los paisajes que esperaban a partir de entonces.

Dejando atrás un refugio que hay cerca de la entrada de la cueva de la Serreta (lástima que estuviese cerrada a cal y canto), finalizamos el prado de espartos y bajamos hasta un lugar apacible, donde podemos descansar un rato y disfrutar de la paz que nos brinda el lugar, el canto de las aves y el sonido del agua. Por favor, relájate, sube el volumen y dale al play...

Ascendemos las escaleras de piedra que nos llevaron hasta allí y después de sortear la valla sin ninguna dificultad, descubrimos la presa que, para los que no estamos acostumbrados, también nos ofrece una impresionante y algo vertiginosa panorámica cuando la curiosidad hace extender el cuello para apreciar la caída, mansa pero abundante, que nos ofrece el desbordamiento artificial del líquido elemento  por la pared de hormigón. Una paradita casi obligada.


Ahora llega la hora de reponer fuerzas con un buen bocata (esta vez de chorizo y queso de tetilla gallego que está de muerte), merecidísimo por cierto. No creo que el lugar escogido para tal tarea pudiese haber sido mejor: sentado en una grandiosa roca redondeada, parece que a posta para mis posaderas, con la imagen del fluir del agua abriéndose paso por las piedras, con el cañón enfrente y a mi espalda.
En lo alto del cañón los pájaros revoloteaban en sus nidos y a parte de eso, un silencio tan increíble, que hasta daba algo de miedo, haciéndome girar el cuello de vez en cuando para observar mi perímetro. Normalmente (el 99,9 % de las veces) odio mi despertador... he llegado a insultarle, sinceramente, pero hoy no... mi despertador aprieta, pero no ahoga... de vez en cuando me levanta para esto, gracias (esta relación amor odio se puede extrapolar a otras muchas cosas de la vida que no os gusten, para y piénsalo(me digo a mí). Habrá que ver el lado positivo, ¿no?)

Una vez liquidado el suculento bocata (no del todo, los pajaritos pudieron pescar algo), pude continuar por la senda de la Mulata, bien delimitada y sin ascensos muy bruscos. En ésta época del año, si existe el verbo "destelarañizar", eso es lo que hice, y si no existe, pues lo inventé yo ese día, a gusto además, claro. A partir de ese punto, ya empecé a encontrarme más senderistas que se cruzaban en sentido opuesto al mío y también al otro lado del cañón (demasiado tarde para mi gusto, prefiero madrugar un poquillo para evitar el calor del mediodía), convirtiendo la bonita ruta en lo transitada que debería ser. De vez en cuando, es sorprendente  dejar el camino y asomarte al cañón, las vistas desde unos 150m del río no deben ser desaprovechadas.

Y ya, sin más historia y después de analizar relajadamente todo lo que tu retina y tu cámara han ido inmortalizando, llegas a la carretera que conduce a la central eléctrica, donde puedes pegarte un baño en las aguas cristalinas que manan en ese lindo rinconcito que narré en la primera visita al sitio, o coger el coche y acercarte a tu pueblo a tomarte un par de cañas bien a gusto.
¿He dicho cañas? mmmm ¡qué ricas!.


Una buena ruta, de dificultad baja, de unos 11 Kilómetros en 3´5 horas como mucho, contando almuerzo, fotos y eso. Llévate a quien quieras. La única pega es sortear el zigzagueante campo de espartos, pero si algún pequeño precio hay que pagar, éste es de los menos.
Recomendable.

Cañón de los almádenes 1.0.

Hola de nuevo:
Esta ruta está situada entre Cieza y Calasparra, en el curso alto del río segura.
Este espacio ha sido propuesto como Lugar de Importancia Comunitaria y forma parte de una Zona de Especial Protección para las Aves, estando incluido dentro de la Red Natura 2000, una gran red de espacios naturales a escala europea.
Después de unos meses de espera para hacer esta ruta, conseguí hacer un hueco para ir a pasearme por los montes de Cieza y poder ver el río Segura en un punto más alto de su ribera del que estoy acostumbrado (poca agua y mucha contaminación). Lo mejor de todo esto es que hasta incluso pude disfrutar de la compañía de mi esposa, lo cual es un lujo un Domingo por la mañana de agradecer por mí. Gracias.
Bien, comenzamos por una ladera de piedra muy curiosa, y medio perdido antes de encontrar el sendero que bajaba hasta el puente que cruza el río, vimos toda la infraestructura que que hay montada para la central hidroeléctrica. Nada más cruzar el puente ya eché de menos el pantalón largo... cómo pinchan el esparto y las carrascas.
En ese punto encontré un lugar muy bonito que sinceramente no esperaba ni mucho menos imaginar del río Segura, era una especie de socavón en la roca del que manaba una gran cantidad de agua cristalina. La superficie del agua daba muestras de la fuerza con la que el agua venía del fondo. Éste agua después de escasos metros que recorría hasta el cauce del Segura, se tornaba turbia tristemente. La verdad, me produjo mucha satisfacción y asombro ese pequeño lugar tan accesible y puro del que tomé debida cuenta en la prematura vuelta.

Cuando pasamos unos minutos allí continuamos por la maleza y ascendimos a un campo de esparto bastante amplio, sin senda aparente, que atravesamos haciendo algo de zig-zag hasta que nos situamos al borde del cañón y observamos desde lo alto el pequeño cauce del río con sus turbias aguas marrones.

En este punto, mi querida acompañante me instó a volver al punto de partida, así que dimos media vuelta (muy a mi pesar, debo reconocer, pero maquinando cómo aprovechar el madrugón y cuándo volver a éste lugar) y retrocedimos hasta el agua clara.

¡Uau!
Para mi sorpresa, el agua no estaba nada fría para esta época del año, y más siendo río, así que disfruté de un agradable y refrescante baño antes de que almorzáramos sendos bocatas suculentos y merecidos.


Para terminar de redondear la mañana y hacer un poco de tiempo fuimos a visitar el embalse de Alfonso XIII, a unos 15 ó 20 minutos de la central eléctrica. Un lugar curioso para visitar, que aprovecha las aguas del río Quípar, con pequeños túneles antigüos, gente pescando...

Bienvenido:

Bien. En principio, me doy la bienvenida a mí mismo, ya que la idea principal de este blog es, sin duda alguna, poner por escrito algunas de mis reflexiones, cosas que he vivido, alguna foto que me recuerde algo bueno que me ha sucedido y cosas de ese estilo.
El motivo por el cual estoy llevando esto a cabo es, principalmente, mi memoria volátil. Se me olvidan tantas cosas... tantos momentos... que me gustaría de vez en cuando, pasarme por aquí y ver qué pasó, y poder decir: "mira, menos mal que escribí esto, no me acordaba ya".
 Para empezar, subo esta foto, para empezar a manejarme en el blog. Es una simple foto de mi mano con el río Chícamo de fondo, con unas cosillas que fui recogiendo por ahí (las bellotas me fueron pinchando el muslo durante parte del camino). Ese día fui solo. Era una de las primeras salidas que hacía en solitario y, cómo he dicho anteriormente, no quiero olvidar las sensaciones que tuve cuando me sentí perdido, casi llegando a la charca donde se toma el curso del río, cuando casi me desparramo por un pequeño barranco (uf, qué poco faltó) o cuando iba apuntando el recorrido con una libreta casera y un lápiz (aun no tenía iPhone con su GPS ni la estupenda aplicación MotionX, que para los 2 ó 3 € que me costó, es una pasada).